Un caballo que ya estaba muy mayor fue vendido por su amo a un molinero que lo empleó para que diera vueltas a la piedra de un viejo molino. El caballo no hacía otra cosa desde la mañana a la noche que girar y girar alrededor de aquella rueda, lo cual no sólo le cansaba mucho, sino que lo ponía muy triste.
Y es que el viejo caballo recordaba lo veloz y famoso que había sido en sus años de juventud, en los que había vivido infinidad de aventuras y también cómo se burlaba de los otros caballos que eran más viejos y lentos que él.
Ahora viéndose en esta situación en la que pasaba sus días atado y dando vueltas a dicho molino, se arrepentía de aquella actitud que había tenido cuando era poderoso:
«Después de las grandiosas vueltas que en mi juventud di en las carreras, mira a que vueltas me veo reducido ahora. Este es un justo castigo por burlarme de aquellos que veía más débiles e inferiores»
MORALEJA
Mejor ser humilde cuando tienes poder, porque un día u otro lo has de perder
El caballo viejo