Por esta época del año comenzamos a experimentar un malestar propio de cambio de estación, se trata de la fiebre del cedro.
Aunque lidiar con sus síntomas no es fácil, es importante saber identificarlos e incluso diferenciarlos de otras afecciones como resfriados, influenza e incluso el COVID-19, la más temida por todas. Muchas veces la fiebre de cedro viene acompañada de congestión nasal, estornudo e irritación ocular y algunos de estos síntomas pueden confundirse con los del COVID-19.
Según explica el Doctor Marcos Sánchez, Profesor Adjunto de la Facultad de Medicina Osteopática de Lake Erie College, es importante tener en cuenta que la condición puede variar según la fecha y la vegetación: "Generalmente en diferentes épocas del año según las plantas y el tipo de flora, la flora está floreciendo digamos, vamos a tener diferentes de estos componentes y actualmente sabemos que el más importante es el que proviene de los árboles como el cedro".
Pero contrario a su nombre, esta alergia no produce aumento de la temperatura corporal en las personas, y eso lo diferencia del cuadro más común del COVID-19. Según el Doctor Sanchez, los síntomas más comunes son estornudos, secreción o congestión nasal, picazón en los ojos, tos y dolor de cabeza pero aparte de la fiebre, hay otro malestar que fungen como elemento diferenciador de ambas patologías.
"El síntoma cardinal que diferencia las alergias de las infecciones respiratorias por virus como el COVID o los coronavirus es prácticamente lo que se llama el escozor o la picazón que puede ser de los ojos la nariz y la garganta", dijo Sanchez.
En el caso de las alergias, su periodo de duración puede extenderse por meses y presentarse de manera recurrente mientras que el COVID-19 y otras infecciones virales de las vías respiratoria tiene un período de duración de aproximadamente 7 días. Es importante tener en cuenta que la fiebre del cedro no afecta de igual manera a todas las personas y que los síntomas pueden variar; sin embargo, estudios realizados recientemente en Europa descubrieron una relación entre la prevalencia de las alergias al polen y el riesgo de contagio de COVID-19.
"En los lugares donde habitan altos niveles de polen y altos niveles de alérgenos de este tipo de plantas había una frecuencia más alta de casos de COVID, implica que si el sistema inmunológico puede debilitarse por el hecho de que está trabajando ese alérgeno y el riesgo a contraer enfermedades del tracto respiratorio alto es mayor", dijo Sanchez.
Para controlar los síntomas, se recomiendan medidas prácticas como el uso de un purificador del aire, aerosoles nasales, antihistamínicos y hasta mascarilla, pero también es importante acudir al médico para identificar el alérgeno que le afecta a la persona para que se puedan recetar medicamentos más efectivos.
Fuente: www.telemundoaustin.com