El niño miraba a su abuela, que escribía una carta. En determinado momento, pregunto:
-¿Estás escribiendo una historia que nos sucedió a nosotros? ¿Y es, por casualidad, una historia sobre mí?
La abuela dejó de escribir, sonrió y comento al nieto:
-Estoy escribiendo sobre ti, es verdad. Ahora bien, más importante que las palabras, es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que fueras como él, cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada especial.
-Pero, ¡si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!
-Todo depende de cómo mires las cosas. Hay cinco cualidades en el que, si consigues conservarlas, te harán siempre una persona en paz con El Mundo.
Primera cualidad: Puedes hacer grandes cosas, pero no debes olvidar nunca que existe una mano que guía tus pasos. A esa mano la llamamos Dios y éste debe conducirte siempre en la dirección de su voluntad.