Más de 150 personas perdieron la vida por lesiones y asfixia en el popular distrito de Itaewon, en el centro de Seúl, tras quedar atrapadas en medio de una peligrosa avalancha humana el sábado por la noche.
Cerca de 100.000 personas -en su mayoría adolescentes y jóvenes- habían acudido a este barrio de callejones estrechos y empinados a celebrar Halloween, cuando la situación se escapó de control y se volvió una tragedia.
La creciente evidencia, los expertos y una serie de disculpas oficiales apuntan a fallas flagrantes: los funcionarios locales y la policía simplemente no estaban preparados para las multitudes que se habían congregado y no lograron manejarlas una vez que acudieron al sitio.
El martes, el jefe de policía de Corea del Sur dijo que su respuesta de emergencia fue “inadecuada”, en el primer reconocimiento de los funcionarios de que no hicieron lo suficiente para evitar lo ocurrido.
Pero más allá de la necesidad obvia de controlar y manejar eventos de esta magnitud, ¿qué podemos hacer nosotros si nos vemos involucrados en una situación similar? ¿Hay alguna manera efectiva de protegerse? ¿Y cómo podemos saber cuando una aglomeración se torna peligrosa?
Dinámica de fluidos
“Para empezar, hay un umbral critico de densidad”, le explica a BBC Mundo G. Keith Still, experto en seguridad de multitudes y profesor de la Universidad de Suffolk, en Reino Unido.
“Cualquier situación en la que haya más de 4 o 5 personas por metro cuadrado, empieza a estar en esa zona roja de riesgo”, dice el experto.
“Apenas la gente tiene contacto fisico con otras personas, en dos o más lados, tiene que tener cuidado, pero cuando está rodeada y hay contacto por todos los lados, ya se trata de una situación crítica”, añade.
Otra forma de calcular la densidad, sobre todo si no tenemos la altura suficiente como para ver en perspectiva cuánta gente hay a nuestro alrededor, es observar cómo se desplaza la multitud.
“La multitud deja de moverse como un grupo de gente donde cada individuo tiene autonomía y puede controlar sus movimientos, a actuar como si fuese un fluido”, le explica a BBC Mundo Martyn Amos, experto en multitudes y profesor de ciencias de la computación y la información de la Universidad de Northumbria, en Reino Unido.
“Las personas se vuelven escencialmente partículas que están a merced de la física, más que en función de sus propias decisiones. Y ahí es cuando la situación se torna peligrosa”.
Amos explica que en los videos del incidente en Seúl se puede apreciar lo que se conoce como terremotos o turbulencias de las masas.
Estas son olas de movimiento que se producen cuando las personas que están en la periferia de la aglomeración -y no saben qué es lo que está ocurriendo más adelante- empujan para avanzar y transmiten ese fuerza que se amplifica en la multitud.
“Cuando sientes que no puedes hacer respetar tu espacio personal, es hora de irte”, agrega Amos, y nos recuerda que en estas situaciones siempre es bueno guiarse por la intuición.
“No te avergüences de salirte. Muchos se quedan para evitar que otros los vean como raros o cobardes. Pero es mejor salir con tu orgullo herido, pero con vida: vete apenas te empieces a sentir incómodo”.
Sigue la corriente y mantente en pie
¿Cómo salirse de la masa?
Si podemos hacerlo, lo mejor es seguir para el lado que nos lleva la corriente, sin importar que nos conduzca a un lugar que no teníamos en mente.
“Es como cuando la corriente te lleva mar adentro. Si nadas en contra perderás tu energía y te ahogarás, pero si te mueves de costado o en diagonal, eso puede ayudarte”, señala Amos, aunque eso no hubiera sido posible en Itaewon debido a la forma peculiar del terreno.
Si te ves imposibilitado de moverte hacia una salida, algo que debes tratar de hacer a toda costa es mantenerte en pie.
Si estás en tacones, deshazte de tu zapatos, recomienda Amos, porque “si tropiezas y te caes en una aglomeración hay muchas posibilidades de que nunca te puedas volver a levantar y que otra gente se tropiece y caiga sobre ti (el llamado efecto dominó), y que se produzca un colapso en la mulitud que acabe creando una pila de cadáveres”.
Tampoco te agaches para recoger algo que se te cae, no importa si son las llaves o el celular.
Y por esta misma razón es importante ayudar a levantarse a cualquier persona que se caiga: “no solo estás haciendo lo moralmente correcto al ayudar a otro, sino que también estás evitando un colapso en la multitud, y así aumentando tus propias posibilidades de supervivencia”, dice el experto.
Sin embargo, hay una causa de muerte muy común en medio de una avalancha humana o estampida que no está vinculada a los tropiezos ni a las caídas.
Es posible morir estando de pie, a causa de la asfixia.
Halo protector
Por ello, Amos recomienda crear una zona de amortiguamiento alrededor de uno mismo.
“Toma tu brazo con tu mano dominante, y crea una suerte de halo a tu alrededor con tus codos para generar un poco de espacio personal”, señala.
Esto es clave para que el pecho pueda expandirse y contraerse cuando respiramos.
“Muchos mueren de asfixia por compresión. Cuando espiras, la masa de gente puede presionar tan fuerte sobre el cuerpo, que el pecho no puede expandirse luego para tomar más aire. Así es como te sofocas”, aclara.
No obstante, hay ocasiones, como probablemente fue el caso de Seúl, en que ya es demasiado tarde para tomar medidas.
Muchas pueden funcionar si se “adoptan cuando la densidad de gente es más baja, pero cuando llega un punto como el de Seúl, es posible que ni siquiera puedas levantar los brazos”, dice Sill.
Por eso, el experto enfatiza que debemos tomar conciencia de cómo es el lugar cuando llegamos, y marcharnos cuando notamos que ya no hay espacio suficiente para movernos cómodamente. (I)
Fuente: www.eluniverso.com